sábado, 5 de febrero de 2011

El cielo

- Me tengo que marchar, es tarde.
- No por favor, quédate, aunque sea unos minutos.
- No puedo, de verdad amor, me encantaría poder encerrarnos aquí el resto de nuestras vidas pero no pude ser, me está esperando.
- Pues que espere un rato. No quiero que te vayas, no quiero volver a oír la puerta cerrando tras tu espalda. No quiero tener que esperar tus llamadas porque yo no puedo llamarte. No quiero seguir siendo "la otra", la que va y viene cuando tu quieres.
- Lo siento mi amor pero no puedo hacer otra cosa. Esta historia empezó así y no puede cambiar, no podemos darle la forma que queramos.
- ¿Por qué no? somo dos personas que se quieren, que quieren estar juntas, que quieren vivir cada minuto como si fuera el último de sus vidas. ¿por qué no podemos cambiarlo?
- Porque no podemos, ya lo sabes. Yo no soy libre como tú.
- Pero puedes serlo, puedes ser un hombre sin ataduras, ligado solo a tus verdaderos sentimientos.
- No, lo siento mi vida, no puedo cambiar lo que tengo en casa esperándome. Te quiero pero esto no puede ir más allá.
- Eres un cobarde.
- Lo sé.
....
- Me tengo que ir, de verdad, estará preocupada. ¿nos vemos mañana?
- No sé.

Y ese beso suena más que nunca a despedida. ¿quien quiere rozar un cielo que nunca podrá conseguir? ¿quien puede ver la felicidad y resignarse a no alcanzarla?
La habitación del hotel está en el piso 9.
Se asoma por la ventana.
¿ Dolerá?
Da igual.
Un cuerpo desaparece.
Uno más, nadie notará la ausencia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario