jueves, 2 de diciembre de 2010

Tu cárcel, mi prisión

No sé que puedo decir, no sé lo que puedo escribir, solo sé lo que siento y eso no está nada claro. Solo sé que el claro cada vez está mas lejos y cada día mas oscuro.
Me fuí con muchos propositos y uno de ellos fuiste tú.
Pero, como dice la canción, me acuerdo de ti y otra vez pierdo la calma.
¿Por qué vuelves? No lo sé ni sé si quiero saberlo. El echo es que siempre vuelves y ya me he cansado.
Márchate, no quiero verte en mi cabeza ni oir en la lejanía tus voces que me recuerdan tiempos que nunca existieron, que nunca fueron verdad.
Tú siempre estás ahí, mirando sin ver, oyendo sin escuchar, escuchando con cautela.
No puedo respirar sabiendo que no me oyes suspirar. Mi corazón y mi razón chocan a cada segundo porque no pueden acordar un punto intermedio donde todo tenga sentido y donde el tiempo sea inverosimil e interminable. Razón y corazón gritan pero no puedo entender, no puedo escuchar, no puedeo asimilar.
Tú no estás, él no está y nada existe. Todo lo tengo yo, pero nada tengo en mi mano para poder mover mis cartas. En esta mano no me han tocado corazones, tengo que apostar aún sabiendo que volveré a perder.
No sé si perderé más o menos que antes, si seré más o menos feliz o infeliz de lo que era al empezar la partida. Solo sé que hemos venido a jugar y que apuesto por la caja.
Lo perdido, perdido está. Lo ganado todavía está por llegar.
Nunca diré nunca. Jugaré siempre mis cartas como si fuera la última partida de mi vida.
No puedo pararme, no puedo frenar por ti. Tú ya estás lejos. Al menos lejos de mi. Nunca quise que fuera así pero el destino también jugo la partida.
Llegaré y estarás, pero en manos de otra que apostó por ti hace mucho tiempo. No sabría decirte si ganó o perdió, solo puedo saber que no es tuya, y que tu no eres suyo. Pero tampoco mío. Y eso me mata.
No importa los días, los meses que lleve sin verte, sin que compartamos una mirada, un simple roce. Siempre te sentiré como mío, aunque nuca lo fuiste.
Es tan fácil saber lo que tenemos que sentir y tan difícil semtirlo...
No eres mi vida, pero una pequeña parte de mí aún te siente en las noches, aún te recuerda y, aunque no quiera reconocerlo, aún te espera.
Quiero liberarme de esta cárcel que me tiene prisionera desde hace demasiado tiempo. Yo soy inocente. El culpable fuiste tú. Quien permitió todo esto fuiste tú. Quien estaba ya encarcelado eras tu. Yo era libre, soñadora y feliz.
Pero llegaste y perturbaste mi mundo, mi visión de la felicidad. Pensé que podría conformarme con el mísero retazo de realidad que me dabas. Pero nada más lejos. El tiempo hizo que quisiera más y tu cárcel hizo que no me lo dieras. Todo se quedó pequeño. Aún así viví una mentira de la todavía intento despertar.
Antes o después lo conseguiré. No significarás nada para mi, al menos nada importante y volveré a ser feliz de nuevo.
Volveré a sentir, a vivir, a luchar, a estar presente en mi propia historia, hasta ahora ligada a la tuya pero que pronto se desprenderá y volará sola, viviendo cada momento, cada sensación, cada emoción, como si fuera el último minuto de una vida, como si fuera el último segundo de la existencia.